lunes, 1 de febrero de 2016

NOVELAS ENERO 2016



AL LÍMITE: La última novela publicada por Thomas Pynchon me parece deslumbrante. Pynchon es un original. Ni es obvio, ni consabido, ni le desborda la desmesura, ni relamido, ni sensiblero, ni previsible, ni nada de nada. Hay que seguir escribiendo con todo el legado que tenemos a las espaldas para que salgan novelas así. Podría entenderse que hace con el Nueva York del 11-S lo mismo que hacía con la California sesentera de Charles Manson en "Inherent vice", pero es más y da un paso más allá que la simple repetición de un esquema. Del mundo de las drogas hasta llegar a la droga de la virtualidad. "Bleeding edge" es un magnífico y sublime fresco de los inicios del siglo XXI con forma de policiaco a través de la mirada de la entrañable investigadora Maxine Tarnow. Es enmarañada y ligera, es realista y onírica, mezcla bytes y pura carnalidad, posee un delicioso sentido del humor y una corrosiva crítica política. ¡Viva Pynchon! y ¡viva esta candidata a perdurable novela de esta nuestra década!. Unas notas con conocimiento de causa.

Ah, y aquí también hay película, pero hay que ser muy inmenso para hacerla, el propio PT Anderson por su experiencia reunido en una mesa con los Coen y David Cronenberg, quizás... 



LA MUERTE EN VENECIA: "La montaña mágica" es una de las novelas de mi vida, y atendiendo a las personas de distintas sensibilidades que la adoran también casi diría que es "la novela" por antonomasía. Inexplicable que no hubiese vuelto a Thomas Mann, y nada mejor que hacerlo con la perogrullada máxima. La narración que Visconti, inevitable citarlo, hizo celebérrima. A mí me parece magnífica, y tiene mucho que ver son su obra magna en su discurrir de temas entorno al arte, el conocimiento, la sensualidad y las pulsiones de vida y muerte.


JUSTINE: Primera de las novelas que componen "El cuarteto de Alejandría" de Lawrence Durrell. De lírica indudablemente algo afectada, pero de lectura ligera. Posee personalidad y la capacidad de crear personajes con carácter propio, lo suficientemente incompletos y misteriosos como para despertar un vivo interés por cómo se entretejerán las otras tres novelas con esta primera parte. En abril abordaré la lectura de "Balthazar".



LA LÍNEA DE SOMBRA: Dicen que inspiradora de "Alien", muy vagamente la verdad, me parece, un relato o novela breve de aventuras marítimas con una premisa potente, la insultante juventud de un capitán que se enfrenta en su travesía a la fiebre, el clima y el tétrico recuerdo del anterior capitán. Algo repetitiva, pero con una base argumental indeleble que la mantiene como clásico ineludible del subgénero.



EL ASESINO DENTRO DE MÍ: Potente e incorrecta novela, dotada de un gran personaje, aunque algo falta de materia para desarrollar. El planteamiento es muy atractivo pero nunca tengo una sensación de que vaya a ninguna parte que me interese o me intrigue demasiado, al contrario que por ejemplo "1.280 almas", cuya fortaleza de estilo recorre todas sus páginas.

Y el mes que viene Vladimir Nabokov (y no es "Lolita"), más Thomas Mann, por fin Wilkie Collins y otras inesperadas sorpresas...



7 comentarios:

  1. Las dos últimas que he leído de Mann son de sus comienzos y sus finales. Los Buddenbrook, una helada mirada a la decadencia de una familia burguesa, y la última e inacabada Confesiones del estafador Felix Krull, que no se parece nada a ninguna de las anteriores (de las que yo conozco, claro). De la primera guardo recuerdos muy duraderos. ninguna de ellas es o aspira ser una Novela Total como la montaña mágica. Me sigue sorprendiendo todo lo que lees con 2 criaturas (como yo). Es mi mujer la que lee de madrugada. Yo soy más dormilón. Mi sala de lectura suele ser el transporte público. Saludos

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  2. ¡Esos desayunos, esos desyunos!, trabajo un poquito lejos de casa. Como me destinen más cerca no sé cómo voy a justificar el irme tan pronto, jeje...Igual estos post se acaban, como los de cine, que de verdad corren serio peligro. Para el viernes 26 de febrero ya no hay nada. Si el mes no mejora tendré que subconbtratar a algún cinéfilo o cinéfila.

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  3. Ya que citas a Nabokov en compañía de Mann, tengo que confesar que, influido por la estética del primero, tuve que abandonar la lectura de La montaña mágica hace años, y eso que antes había leído con placer Doctor Faust y algunas novelas cortas (entre ellas, Muerte en Venecia). El estilo gris y tan poco fantasioso en la distancia corta, ese fiarlo todo a la combinación estructural de motivos (como en las óperas de Wagner), me abrumaron en aquel momento. Creo que ahora soy más capaz de disfrutar de diferentes estilos, y aunque sigo prefiriendo Kafka a Mann y Tolstoi a Dostoyevski, tendré que darle otra oportunidad a La montaña mágica...

    La línea de sombra está entre mis preferidas de Conrad: una especie de "novela de formación" de pequeño formato, que narra el paso a la madurez, a través de la responsabilidad del primer mando, de un joven marino capaz de sobreponerse a las dificultades y los miedos irracionales. Al margen de los aspectos de contenido, creo que Philip Roth la citaba como escuela de estilo en una de sus novelas quizá menos arriesgadas pero más bellas: Sale el espectro.

    De El cuarteto de Alejandría, una lectura que tengo muy lejana, recuerdo con especial agrado el final de Clea. Cukor llevó al cine Justine, con Anouk Aimee, pero no he conseguido ver la película. Y, para no alargarme más, tomo nota de tu recomendación de Pynchon, al que no he leído.

    Un saludo

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  4. No recuerdo por qué leí "La montaña mágica" pero el impacto fue considerable. Aún así no proseguí ni hice intentos por proseguir con Mann. De "Doktor Faustus" al centenar de páginas sólo tengo buenas y creo que sólidas intuiciones. Ya hablaré de ella con causa el mes que viene. De momento me entretengo en buscar la música que cita por youtube y subrayo alguna cita. Es una lectura que me hace deternme con insólito placer.

    Me encanta el sentido del humor de Kafka a la par que me agobia. Me parece brillantísimo pero me da algo de pereza seguir con él por ese agobio existencial. Me gustan "Anna Karenina" y "Guerra y paz" más que cualquiqer novela de Dostoievski pero cualquier novela de Dostoievski me gusta más que las que no son "Anna Karenina" y "Guerra y paz". No sabría resolver ese duelo. ¿Que otras obras de Tolstoi recomendaríais?

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  5. Me refería a una cuestión de escala: mientras que Tolstoi redactaba veinte veces el retrato de una protagonista, borraba y añadía rasgos, adjetivos, detalles, antes de dar con la versión definitiva, Dostoyevski escribía a machamartillo agobiado por las deudas, da la sensación de que sin detenerse a leer una línea para no perder tiempo: si describe algo, parece que lo que le interesa es rellenar unas páginas o definir funcionalmente un escenario, como un escritor de teatro, sin la menor pretensión de lograr nada parecido a una "bella página".

    Ello no quiere decir que sea un mal escritor que trata temas interesantes (o apasionantes incluso), sino que hay que juzgarlo en términos más amplios: su campo de juego es la articulación de motivos en la gran estructura. Por eso, sus relatos breves son en general muy inferiores a sus novelas largas, mientras que hasta en los cuentos para niños de dos páginas que escribía Tolstoi uno puede encontrar al narrador excepcional.

    No he leído Resurrección (que me da bastante pereza), ni tampoco Guerra y paz (en este caso por las dimensiones), pero creo que Ana Karenina es casi la novela más bella del XIX (justo después de La cartuja de Parma, tan diferente), y recomendaría casi todos sus cuentos y novelas breves, empezando por La muerte de Ivan Ilich, Hadyi Murat (que parece un western), Las memorias de un loco...

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  6. Te puedo ratificar lo de la pereza para "Resurrección" pero te recomiendo la inversión en "Guerra y paz", una novela incordiantemente larga y con fragmentos para cortarse las venas, sobre todo hacia el final con sus reflexiones sobre la Historia, pero con algunas de las más bellas páginas de la literatura. Eso sí, coincido con quienes dicen que "Anna Karenina" es superior y casi la novela del XIX. Conozco "Rojo y negro" pero no aún "La cartuja de Parma", la tengo en mente, la tengo en mente...

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  7. Sí, Guerra y paz es una de esas deudas que tengo pendientes conmigo mismo y que espero poder saldar algún día.

    Creo que nuestros intereses literarios deberían ir más allá de buscar una sintonía personal amplia con el autor; simpatizar con gente como Dostoyevski o el Tolstoi anciano resulta realmente difícil para los humanos corrientes del siglo XXI (y no digo nada si retrocedemos más en el tiempo: Dante o Esquilo están tan próximos a nuestra moral y nuestras coordenadas espirituales como podría estarlo un extraterrestre). Pero no es todo una cuestión de distancia temporal: lo mismo se podría decir de escritores modernos como Bernhard, Handke o Beckett.

    Sin embargo, cuando esa sintonía se produce (como en el caso de Stendhal, o también de Montaigne, que parecen haber escrito para cada uno de nosotros ayer mismo), el placer literario se vuelve más íntimo y ligero...

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