Triunfadora con su primera película "Abrir puertas y ventanas", muy hermosa, más abierta que la presente, no por fuerza mejor (ni peor), Milagros Mumenthaler entrega con "La idea de un lago" una magnífica segunda película, a mi juicio absolutamente conmovedora.
Historia en al menos tres tiempos, contada desde el presente hacia un pasado doloroso del que se cuenta con unas fotografías que pueden o podrían ayudar a una imposible sanación.
Maravillosa interpretación de Carla Crespo como Inés, una mujer embarazada en una relación complicada con su pareja y futuro padre de su hijo, marcada por la desaparición de su padre en el año 1977. Ante Inés, su madre y su hermano aparece la posibilidad de que un análisis de la sangre de los hermanos certifique que alguno de los cuerpos encontrados sea su padre, abriendo la posibilidad de cerrar la historia, siempre en falso.
La película no contiene ni un solo exceso melodramático, ni una salida de tono pero tampoco es un rosco de pan duro. Es una prodigio de observación, naturalidad, autocontrol, fugas líricas muy bien calculadas (sin que el cálculo ahogue). Un prodigio de credibilidad y cercanía y un zapatazo de lo que supone la Historia colectiva en las historias individuales, cuando el cine épico suele jugar a lo contrario.
A mi me ha parecido emocionante.
Así termina esta edición de verano. Novelas el día 1 y a partir del día 4 celebren con nosotros la octava temporada del blog.
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