"An elephant sitting still" (Hu Bo, 2018) es una película capaz de ofrecer un cosmos personalísimo que actúa sobre ti por convicción y por inmersión como actúan las películas de cuatro horas. Si como pretendían sus productores hubiese durado dos horas habría sido un título del montón, yo personalmente habría sido feliz con tres, me la puedo imaginar durando tres horas pero hay que aceptarla tal como es, con cuatro, o se toma o se deja. Tampoco es el cine el arte de la síntesis o de la prisa, ni el arte del equilibrio perpetuo, para eso se toma una sinopsis escrita.
Me parece una original, una de ésas que ofrece un tacto cinematográfico propio que está asegurado en las antologías. Es un zarpazo de verdadera creación. A mi no me fascina ni me arrebata, no conecta con nada que me interese ni me afecte especialmente pero tiene su punto. Puede defraudar respecto a las reacciones entusiastas que ha provocado pero no respecto a si misma, es sólida como una roca y de una coherencia, firmeza y rectitud que asustan.No cansa casi nunca ni desfallece.
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