Cuando tienes al mundo a tus pies es muy necesario que no esperes a hacer la película más loca, absurda e imposible que se te ocurra porque no sabes si vas a volver a tener esa oportunidad. A pesar de lo recurrentes que son estas adptaciones en el planeta Cine, "El idiota" (Akira Kurosawa, 1951) es esa película, que no ha reportado ninguna celebridad a Kurosawa, que quizás no era lo que se esperaba tras "Rashomon", que quizás muchos pensaran que mejor no la hubiera hecho pero todo empeño de estas dimensiones perdido arroja un mundo mucho más triste.
Recuerdo haber leído la novela de Dostoievski al inicio de 2015, en el marco de tres años memorables durante largos desayunos donde fueron desfilando ante mi un sinfín de clásicos mayúsculos de la literatura. No recuerdo de esta novela demasiados detalles argumentales pero sí recuerdo haberme dirigido tras el desayuno, bajo el frío de enero a mis clases como maestro de refuerzo de la expresión escrita, en un clima de euforia por el acto de escribir. Unas clases que nos acabarían llevando incluso a una ponencia en un congreso, que no es algo que uno en la educación primaria viva habitualmente, por si se me lee desde la universidad, ejem.
La película de Kurosawa siempre me ha había dado pereza porque hay en ese loco empeño, un punto de mamotreto, un punto mamotrético o mamotétrico que hace huir al más pintado. 166 minutos adaptando un clásico imposible, de esos que casi siemre arrojan películas acartonadas.
Algo de eso hay, sí, pero la película se guarda también una emoción similar a la que me deparaba la novela, una euforia por el acto de filmar (en lugar de por el de escribir). Si la carcasa dramática es algo polvorienta, vale, y hay que tener en cuenta que más de cuatro horas originales se pasaron a estos 166 minutos, sus imágenes están poseídas de un Kurosawa pletórico con ganas de construir planos y secuencias vibrantes donde los paisajes, las composiciones (tan suyas), las miradas y el manejo del tiempo sean elementos tan privilegiados como los capítulos en los que Dostoievski articula su obra. En términos cinematográficos, aún contraviniendo que Hitchcock considerara empeños así imposibles, y menos recortados, y aún contraviniendo que muchas veces yo estoy bastante de acuerdo, a mi me ha producido una enorme alegría.
Hola, Sergio. Comenté esta película hace algúm tiempo. https://hevistolapeli.blogspot.com/2020/09/el-idiota.html
ResponderEliminarEn el poso de la memoria me han quedado en general recuerdos negativos. Luego comentas El infieno del odio, ¿estás de "ciclo"?
Hola Ricardo, me gustaría estar de ciclo Kurosawa, entre tantos otros pero llevo un 2023 muy absorbente. Kurosawa es el ejemplo de algo que muchas veces pienso, en las obviedades hay mucho placer y conocimiento. Ahora que tenemos a un clic a todos los directores japoneses de la Historia, volver a A.K y no permitir que sea un juguete roto u olvidado es un gustazo.
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