jueves, 25 de julio de 2013

EL GATOPARDO

Se ha dicho siempre que "El gatopardo" es una combinación perfecta entre espectáculo y reflexión. Sin embargo no estaría de más plantear algunas dudas al respecto. Dudar de que la presencia de algunas sentencias en la película constituyan una apreciable reflexión cinematográfica de por sí. Y es que parece que la manida formulación del "hay que cambiarlo todo para que todo siga igual" justifique el carácter reflexivo de unos 185 minutos de película.

Volviendo a ver este verano "El gatopardo" en el blu-ray del BFI, por enésima vez, como siempre en esta estación fresco, relajado, bebiéndome algo y pensando en que la vida no puede ser mejor, me da que pensar que ese carácter de placer inagotable que tiene la película no nace de dos ingredientes separados combinados afortunadamente.

La reflexión real, la más poderosa y la más válida de "El gbatopardo" película nace de sus propias imágenes y no de la formulación del guión. Esa estética siciliana que ya ponía en pie la saga de Coppola entonces, ese lujo en decadencia que no deja de transmitir la sensación de cambio durante toda la obra y participa de ella (magnífica secuencia de las elecciones en oposición a la conversación posterior en la cacería) es la verdadera esencia, el verdadero sentido de la película.

Cada vestido, cada movimiento de cámara, cada localización, cada acorde Nino Rota o de un vals rescatado de Verdi es el verdadero comentario político de la película. Y una escena, absolutamente conmovedora, una de las más bellas de la historia del cine (con perdón de los imponentes 50 minutos finales) es más que suficiente para explicar lo que quiero decir. Cómo Alain Delon y Claudia Cardinale, jóvenes y prometedores se aman por las estancias desiertas de Donnafugata, llenas de fantasmas y de viejos esplendores.

"El gatopardo" es para mí y será siempre, precisamente porque realmente son las cegadoras  imágenes las que hablan, la gran obra maestra de Luchino Visconti y una de las mejores películas de la historia del cine.





















8 comentarios:

  1. Desde hace algún tiempo, intento sacar ganas para verla otra vez, porque estoy convencido de que ahora sí puedo apreciar toda la majestuosidad estética y temática de la obra. Pero luego siempre acaba por venirme el recuerdo de haberla visto con unos veinte años y haber estado retorciéndome en el sofá durante horas y horas...
    185 minutos son 185 minutos, sobre todo en una película que, como apuntas, no subordina su enorme profundidad a efectos provocados por el guion o la complejidad del argumento, sino a delicadas variaciones tonales, a trémulas sensaciones,...
    Es una cinta hermosa aunque exigente, desde luego.

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  2. Ya pasa, para esos casos recomiendo vacaciones. No hay otra manera, en vacaciones 185 minutos significan mucho menos.

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  3. A mi me bajó seriamente la última vez que la ví el año pasado. Debería repetir porque aún no me explico cómo ha pasado de ser una de las que consideraba mejores de Visconti (la cuarta mejor en concreto) a no parecerme siquiera una gran película, a encontrarla desequilibrada, recargada, larga y sobreactuada.
    Debí tener un mal día, supongo.

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  4. Bueno, todo puede ser, claro, en tanto que nuestra noción de equilibrio, recarga, longitud y actuación va variando con el tiempo. Yo no la revisaría pronto. Por cierto, Jesús, vi "Sandra" y me gustó muchísimo, el texto de tu blog da claves muy apreciables para disfrutarla.

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  5. Yo estoy muy de acuerdo en todo lo que dices.
    A mí me parece que Visconti está genialmente inspirado en cada escena, así recuerdo la película aunque ya me va tocando revisarla. A la altura del texto de Lampedusa, que ya es decir, pues se trata de una obra maestra iniguable.

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  6. Como ya te comenté en alguna ocasión, y dejando claro que soy viscontiano hasta la médula (no hay película de él que no me guste), prefiero cualquiera de las otras grandes obras de Visconti a "El gatopardo". Me emocionan infinitamente más y siento más cercanas "Obsesión", "La terra trema", "Senso", "Noches blancas", "Rocco y sus hermanos", "Sandra" o "El inocente".

    Abrazos.

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  7. Las cuatro últimas que relaciona Rafa son mis favoritas añadiendo "Lo straniero"

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  8. Tengo debilidad por "Senso", "Noches blancas" y "Sandra", el Visconti más espectral.

    Saludos

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