viernes, 29 de agosto de 2014

TOO MUCH JOHNSON

Hace cosa de un año saltó la noticia del descubrimiento de esta obra primeriza de Welles, concebida para los entreactos de la representación de la obra en el Mercury. No es pues un film estrictamente al uso, aunque no sea esa la cuestión más importante. Parecía haberse quemado en el incendio de su casa de Aravaca.

En plena euforia se especulaba sobre si la película reescribiría la carrera de Welles o la historia del cine, habida cuenta de la influencia de "Ciudadano Kane", que vendría poco después.

Pocos alaridos de sorpresa se han escuchado desde su presentación en Pordedone en octubre del año pasado y aún menos en su presentación en Barcelona en febrero del presente.

El reto es enfrentarse a ella sin una borrachera de expectativas y sin despacharla como un documento de exclusivo interés histórico.

Welles retoma el slapstick, que llevaba una década desaparecido. "Too much Johnson" es una obra de un dinamismo visual bastante pintoresco. Joseph Cotten habría sido un héroe fantástico en los años 20 al que seguramente al propio Bustear Keaton no le habría importado dirigir. 

Lo de Welles es slapstick jugando con las alturas y con la cámara mirando desde ellas y hacia ellas, con la presencia de Cotten magnífica, los rostros de unos actores que no pertenecen a ese cine y con los escenarios y su vitalidad urbana y agreste. La veo poco relacionada con lo que irá haciendo a partir de Kane, y mucho menor, pero es una incursión tan curiosa visualmente como a ratos también algo aburrida y monótona.

Exactamente eso, entre la inexistente reescritura de la historia del cine, pero algo más que un documento histórico. Se cumple que cada cual ve lo que quiere ver, seguramente.






 

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