lunes, 11 de julio de 2016

LAS VÍRGENES SUICIDAS

27 de junio de 2002



La figura de Sofia Coppola, actriz y directora, es
quizás junto a la de Ana Obregón y Chiquito de la
Calzada, la que más mofa y escarnio ha recibido en el
traicionero mundo del espectáculo en los últimos diez
años. El síndrome "ay! qué rabia da la niña de papá"
ha hecho su efecto,no digo que injustamente. Su
interpretación en "El padrino III" es de defensa muy
complicada, lo digo por ser amable, y las voces más
malvadas se empeñaron en sugerir que la buena acogida
a su opera prima como directora había sido determinada
en buena parte por los terribles remordimientos de
conciencia de la crítica internacional a raiz de los
crueles comentarios vertidos hacia la niña en la
tercera parte de la celebérrima trilogia de Francis.

Desestimando la posibilidad estéril y pueril de seguir
cebándose innecesariamente en Sofia Coppola personaje,
cabe decir que esa "Las vírgenes suicidas" no ha
podido ser más decepcionante. La trama, los
personajes, las ideas, los sentimientos y todo el
teórico contenido de la película, no puede ser más
interesante y lleno de posibilidades. El amor
adolescente, la turbación del deseo, la idealización,
la imaginación, el recuerdo, un mundo de pequeños
detalles que siempre se recuerdan, múltiples
posibilidades de transmitir al espectador algo valioso
quedan dilapidadas por una mirada que no puede ser más
hueca que la de esta directora. Los créditos no dan
lugar a dudas Written and directed by.

Y es que si a algo se parece la película es, tachán,
quién lo iba a decir al cine de Isabel Coixet, al cine
¿o a sus anuncios?, con planos que invitan no ya a la
risa, a la verdadera e incrédula confusión con algunos
spots de la casa de compresas. ¿Quién copia a quién?.

Y es que si la Coixet no acaba de desprenderse en sus
películas del influjo de su trabajo en publicidad, al
menos siempre hay momentos y sensaciones en que te
recorre el pálpito de estar viviendo una historia,
alguna emoción que se puede sentir como auténtica.
"Las vírgenes..." en cambio, es pura estética,
estética además desalmada, que no sólo acaba
resultando fria y distante, además bordea
peligrosamente la caricatura cuando supongo que como
mínimo quiere quedarse en cuento de hadas.

Las princesas encerradas en el castillo por el ogro es
una idea que tiene mítica, cierta emoción, un
adolescente siempre es un príncipe salvador por
naturaleza; pero cuando los ogros son los propios
padres (unos desorientados James Woods y Kathleen
Turner), y se los retrata con una rigidez moral cuasi
bufonesca, cuando su reacción ante la tragedia sigue
siendo igual de bufonesca, no nos están hablando de la
adolescencia, nos está hablando una adolescente
(Sofia), que no es lo mismo. La posibilidad de empezar
a comprender remotamente los errores de los padres
puede ser un primer síntoma de madurez en esta vida
que la esta película no se atreve a experimentar,
optando por lo fácil:la caricatura.

Está llena de detalles bastante ridículos, el hecho
que el enloquecido narrador de una parte de la
historia, Fontaine, se esté sometiendo años después a
terapia de grupo, no sabemos muy bien por qué (o mejor
no imaginarlo); las vueltas envueltas en musiquitas y
planos reiterativos y sin sentido para poder llegar al
previsible final, ese aire de nostalgia cargante, esa
extravagancia cansada en las imágenes que por cierto
me recuerda bastante al discutido capítulo de Francis
Coppola en "Hitsorias Nueva York".

Sólo una escena me queda, la escucha de discos por
teléfono, escena en que las pirncesitas ponen unas
caritas de melancólico anhelo y deseo, muy tiernas y
reconocibles. Lástima que la autora no quiera
profundizar en nada, está todo dicho desde el
principio. Todo lo que viene después es papel de
regalo, aburrimiento puro y nostalgia de saldo muy mal
contada.

2 comentarios:

  1. Tendría que volver a "Las vírgenes suicidas", hace muchos años que la vi. La conexión Coixet no parece irrelevante, vaya.
    Me gustan mucho de S. Coppola "Lost in Translation" y, algo menos, "Somewhere".
    Mucho talento; será todo lo niña pija que queramos, pero tiene una extraña capacidad para crear instantes emocionantes en torno a la soledad de sus protagonistas. Su cine reivindica la comunicación, la cercanía, la belleza del momento. Hombre, una chica pija podría estar dedicándose a otros menesteres; S. Coppola hace cine y nada malo.

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  2. En 14 años no ha mejorado demasiado mi opinión sobre Sofia Coppola, ni "Lost in translation" ni "Somewhere" me gustan demasiado. Pero ha influido mucho en su tiempo y está bien que así quede patente. "Lost in translation" es una película de culto indiscutible. Un día de estos aparecerá por aquí la novela de Jeffrey Eugenides.

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