jueves, 12 de enero de 2017

LUNA LLENA:Mahmud

Entrada 700.En los días de luna llena "El amor después del mediodía" les lleva de viaje por el placer y el terror del cuento...con Milan Vargas.

Al salir la luna de enero...




MAHMUD


Aquel espléndido día de primavera, mientras el sol calentaba el aire cargado por el olor a mimosas, el funcionario Mahmud tomó la decisión de quitarse la vida. Y aquella resolución, le llenó de alegría.
En una película con Dustin Hoffman cuyo título no recordaba, un anciano que escrutaba el cielo un sonrisa en la cara y los ojos decía : « Es un buen día para morir ». Viendo la inmensidad azulada que le regalaba el día, el funcionario no lo dudó ni un instante.

Dejó sur despacho de la mukataâ(1), un poco más temprano que de costumbre (lo que era realmente temprano). A grandes zancadas, se alejó del alboroto que montaba la multitud. La turbia abarrotaba las polvorientas ventanillas. Detrás de él, dejó su chaqueta marrón sobre el respaldo de su asiento. Es lo siempre hacía para que creyeran que podía aparecer en cualquier instante. No pudo evitar una carcajada ante su propia travesura. Ni si quiera guardó rencor a Ahmed, su compañero de trabajo por usar su despacho y el SU sello azul sin pedir permiso.

Flotando sobre el mar, un cúmulo rezagado trotaba siguiendo el resto de nubes que se deslizaban hacia el horizonte. Mahmud respiró el olor a yodo que arrastraba la brisa. El viento empezó a azotabar las ventanas de las fachadas donde se corroían rejas de hierro forjado. Al borde del acantilado, el vacío bajo sus pies conducía a aguas sombrías. La espuma burbujeaba sobre los flancos  de negras y afiladas rocas. Mientras meditaba sobre su caída, el funcionario fue atraído por un canto. Le costaba decir si resonaba en su cabeza o en la calle.

No distinguía la letra, pero el tono era el de los salmos. Inconscientemente, sin pedirle permiso, sus pies se pusieron en marcha rumbo al origen del sonido.

Le pareció reconocer aquellas estrechas callejuelas con su suelo sembrado de socavones, y se espabiló. Se paró delante de un inmueble de cinco plantas. Como todos los que fueron construidos en los años cincuenta, sus pasillos estaban impregnados por el olor dulzón a agua estancada que remontaba de las arquetas. Subió las escaleras soladas con terrazo. Una débil luz se filtraba el vidrio amarillo de las claraboyas del descansillo. Tercera planta puerta izquierda, por supuesto!  

Las palabras cantadas en coro ya se entendían claramente desde detrás de la puerta:

« Hadi saâ men sâat Allah, wahda biha nbi rassul Allah
Qûmou qûmu fi sâati Allah, ya el âchiqîn fi rasulli Allah »
« Esta hora es una de las horas de dios, solo hay una, mensajero de dios, Levantaos, levantaos, en la hora de dios, a los que aman al mensajero de dios. »

Se solía cantar esta canción tanto en las bodas como en los entierros… Dado el tono, Mahmud se decantó por la segunda posibilidad

¿Qué hacían celebrando un funeral en su casa ? Entró en el salón. Nadie reparó en su presencia. La familia completa estaba reunida con algunos amigos. Los rezos habían terminado. Los Tolba(2),  después de recitar una larga serie de versículos del Corán, dejaron la palabra a un anciano. ¡Era él su tío que era Fqih(3) !  En la niebla de incienso, su cuerpo diminuto, encogido no era más que un fantasma borroso. Pronunció una larga elegía resaltando los méritos… de Mahmud ; en este cuadragésimo día después de su desaparición. Según el orador nunca caería en el olvido.

El funcionario retrocedió. Fragmentos de imágenes y sensaciones atravesaron su cerebro nublado. El sabor metálico de la sangre, el fugaz dolor de los huesos rotos, la quemadura del agua salada en sus fosas nasales y sus pulmones, una carta, un cadáver, el cuerpo ahogado de una adolescente embarazada en la playa de Tánger. No supo estar a la altura y ella le había dicho adiós… sin rencor. Había decidido probar su suerte en otra parte, aquí no se podía quedar. Como Tariq el conquistador, ella dejó atrás un surco de naves en llamas; pero era él quien les había prendido fuego. El destino había llevado la joven a una orilla demasiado lejana.

Fue el último pensamiento de Mahmud en este cuadragésimo día, antes de que su consciencia se fuera a disolver en las nieblas y espumas del Atlántico.

NOTAS :
(1)    Mukatâa : Edificio administrativo del ministerio del interior para atender a un distrito.
(2)    Tolba : Letrados en teología que suelen salmodiar el coran en las ocasiones en las que se les solicita (bodas, entierros, velas religiosas…).


(3)    Fqih : Teólogo

3 comentarios:

  1. El puente de los espías sí creo que recupera al gran Spielberg, al menos es una de mis favoritas, junto con Munich, por cierto. Un saludo.

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  2. Llegué tarde a la anterior entrada sobre SSp, lo siento.

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  3. Ah, contestad donde queráis pero que sepáis que si váis a la entrada en cuestión veo el comentario igual.Las entradas no caducan sólo pierden su situación como portada.

    "El puente de los espías" lamentablemente no la he visto aún.

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