viernes, 15 de diciembre de 2017

IL TROVATORE de Giuseppe Verdi

Creo no equivocarme si rememoro que en la temporada 1994/1995 vi "Il trovatore" en el Teatre Fortuny de Reus en el ciclo dels Amics de l'Òpera de Sabadell. Recuerdo perfectamente que el reparto iba disfrazado de militares de la guerra de los Balcanes. Algo que decepciona mucho a quien está descubriendo la ópera y parece ser que causó decepción generalizada porque el aplauso al finalizar el primer acto fue extremadamente tímido.

Recuerdo que alguien profirió entre el público:

"No es justo, el nivel vocal está siendo bueno".

Se me quedó esa frase, a pesar de mi decepción. Y creo que desde entonces no me cuesta revisar al instante mis más inmediatos juicios artísticos.

Antes había visto algún vhs y esa ópera se había convertido en una de mis favoritas. Creo que por su integración del drama y la música y su frenesí narrativo.

No la he visto desde entonces pero creo que 22 años más tarde sigue conservando intactas sus virtudes. El pasado verano, como "Madame Butterfly" , también la emitieron en directo en la plaza de la vila. Esa noche me quedé en casa viéndola por televisión pero reviví igualmente las emociones de 22 años antes y todo lo que me cautivaba entonces me sigue cautivando ahora.

Esas frases tremendas...esa frase final, "E vivo ancor!". En esta madurez estoy más inmerso en los universos modernos de Wagner, Puccini, tentado de entrar a saco en la post-modernidad y fascinado por la prehistoria que pueden representar un Monteverdi o un Haendel.

Mi cicerone lírico de la juventud detestaba a los primeros, recuerdo con simpatía, e insistió en su iniciación con Verdi. Ahora no ocupa el mismo papel pero ha hecho el equivalente, volviendo a la cinefila, que habría hecho el clasicismo cinematográfico en la formación de cualquier cinéfilo. Verdi siempre me ha parecido el John  Ford de la ópera.






4 comentarios:

  1. La comparación más directa sería la que une a los cineastas, no con los músicos, sino con los directores de escena: ese oficio hoy tan en entredicho, y no sin buenos motivos en muchos casos.
    Pero también hay que pensar que a veces las quejas del público más conservador son demasiado genéricas: ya que mencionas a Ford, ¿qué pensariamos de un aficionado a Maupassant que se indignara por la "ocurrencia" de trasladar a "Bola de sebo" al Oeste americano o la China de Tunga Khan?
    Al contrario que en tu experiencia, la única vez que he visto en escena "Il trovatore", ya hace años, fue con una puesta en escena de Hans Neuenfels muy silbada por el público, pero que a mí me convenció, y que además me permitió sobreponerme a una versión musical que estaba muy lejos del ideal del estilo verdiano.
    Saludos

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  2. Sería la comparación más literal, la que hago es una comparación más "tripera". Los directores de escena hoy en día son a veces más un reclamo que una realidad. Woody Allen dirigiendo un Puccini o Sofia Coppola dirigiendo La traviata.

    Creo que en general el público se indigna/nos indignamos demasiado y no dejamos que sucedan las cosas para darnos luego tiempo para pensarlas.

    Un saludo

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  3. Sí, solo trataba de provocar un poco, ahora que la norma es indignarse sistemáticamente por el trabajo de los directores de escena.
    En cuanto a la comparación menos literal, y pasando por encima de sus diferencias en materia de política, religión, encuadre genérico, etc., me parece acertada, en tanto que ambos son representantes supremos de un arte popular, dirigido a todos.

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  4. Este verano pudimos ver por internet el montaje de "Aida" del festival de Salzburgo. Yo entiendo que no guste por mil motivos pero esa unanimidad en su contra básicamente porque no hay palmeras y taparrabos en escena me parece muy injusta. Con razón Riccardo Mutti ha dicho que no vuelve a hipotecarse otro verano y se queda con la familia en la playa.

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