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miércoles, 29 de noviembre de 2017

LOVING

Loving (Jeff Nichols, 2016)

Es una de las grandes (y pocas) esperanzas blancas destinadas a suceder a la generación de moteros tranquilos y toros salvajes. Jeff Nichols, como James Gray, estrena sus películas en medio de una notable expectación que busca encontrar las huellas de una historia del cine USA que muchos deseamos que siga caminando. No por pertenencia afectiva a ese país pero sí a su historia cinematográfica y a sus ancestros.
Eso puede provocar que muy comprensiblemente lo sobredimensiones y sobrevaloremos, que perdamos la paciencia y decretemos demasiado rápido genialidad absoluta donde solo hay unas incipientes cuatro películas. ¿Quieren hacer ustedes el ejercicio mental y recordar dónde estaban John Ford, Howard Hawks o Alfred Hitchcock en su cuarta película?. De ese juego es muy evidente qué problemas de perspectiva padecemos a la hora de calibrar a los nuevos talentos y a la hora de calibrar no tanto su valor presente como la incierta y más prometedora de lo que parece prospectiva futura.
Desde luego Take shelter, esa gran película apocalíptica, y Mud, ese gran relato en el que se cita de forma omnipresente a Twain,  dan motivos para el optimismo. Midnight special, se estrenó muy de tapadillo, casi con vergüenza, la desconozco porque aunque no lo desapruebe rara vez me bajo películas y cada vez espero con más paciencia verlas en condiciones de exhibición dignas (las bajaba cuando aquí no se estrenaban demasiadas obras porque sí, ahora todo ha cambiado).
Loving narra la historia real de Mildred y Richard Loving, un matrimonio interracial que se casó en Virginia y fue detenido y condenado a exiliarse hasta que su lucha consiguió que en 1967 fue derogada la ley que impedía los matrimonios entre negros y blancos.
El comienzo del film es deslumbrante. Nichols hace fluir las imágenes con la belleza y la serenidad de un Clint Eastwood en sus momentos más inspirados. Su primer segmento es el que demuestra que Nichols está llamado a grandísimas cosas, ya hemos disfrutado lo suyo pero insistimos: cuatro películas.
La mejor esecena es avanzado su metraje, con la presencia del personaje del fotógrafo al que da vida el actor fetiche de Jeff Nichols, el actor Michael Shannon, en una secuencia de verdadero maestro, de mirada sensible sobre una película, sobre unos personajes, sobre una intimidad y cómo enfocarla de manera verdaderamente honesta. Una secuencia que dice en el fondo que esa intimidad es mucho más hermosa de lo que capta nuestra triste foto tirada de tapadillo.
El resto del film no es que decaiga propiamente, sería injusto considerarlo así, es que acusa ciertos problemas de dramaturgia, nacidos de su propia naturaleza. Desde luego no es lo que podría haber sido, un vulgar telefilm de los que se hacían antes sobre casos reales ni un biopic de los llamados académicos al uso. El problema es que a la película, siendo considerablemente importante lo que trata, le falta cierta densidad.
La pareja, interpretada por unos inspiradísimos Joel Edgerton y Ruth Negga,  lucha y hace lo que debe hacer por volver pero mientras contemplamos un exilio relativamente tranquilo y unos conflictos y unas dificultades de vida moderadas. Si me permiten ser algo sarcástico, entiendo la lucha de los Loving, será que uno considera que hogar es allí donde te tratan bien y te dejan ser feliz y no es fácil entender que toda la película se vertebre sobre el deseo de volver a un lugar oscurantista y vendido a preceptos legales medievalistas condenados a desaparecer.
Y claro, es que Loving dura dos horas, no sucede nada dramáticamente demasiado significativo, estamos muy de acuerdo con la pareja, nos parecen aberrantes las leyes de Virginia, sabemos además que todo va a acabar bien, pasamos media película en plena lucha por los derechos civiles y efectivamente: todo acaba bien.
No hay en Loving ninguna carga de profundidad contra un racismo persistente y percutante aún con los EEUU haya tenido ya un presidente negro. Un racismo que no cesa. Todo es bastante evidente e incontrovertible. Estamos cómodos en ella y no nos remueve nada.
Las preguntas qué surgen son dos. ¿Había película, había algo que expresar más allá de relatar un caso singular e importante?. ¿Si había película podía asumir ese esfuerzo de escritura quien ya asume una puesta en escena magnífica?… en definitiva un viejo tema ¿se puede estar en misa y repicando?.
Loving permecerá como muestra del noble y respetable Arte de los que siguieron mimando el clasicismo aún cuando el cine caminara por otros senderos. Es imposible no conmoverse con ella aún cuando se valore que el Cine ha de seguir su propio destino y es imposible no conmoverse cuando ves que no se practica un clasicismo recreativo y mimético.
Más cuestionables serán en definitiva sus paupérrimas aportaciones a la posibilidad de pensar sobre nuestro tiempo y sobre nosotros. Estamos demasiado de acuerdo con en ella.
Ficha técnica
Título original: Loving Dirección: Jeff Nichols País:Reino Unido, Estados Unidos Año: 2016 Duración: 123 min.Género: Drama; Reparto: Ruth Negga, Joel Edgerton, Michael Shannon, Marton Csokas, Sharon Blackwood, Nick Kroll, Bill Camp, David Jensen, Michael Abbott Jr., Christopher Mann, Bridget Gethins, Karen Vicks, Terry Menefee Gau Distribuidora: Vertigo Films Productora: Big Beach Films, Raindog Films Casting: Francine Maisler Compositor de la música original: David Wingo Decoración: Adam Willis Dirección: Jeff Nichols Dirección de arte: Jonathan Guggenheim Director de fotografía: Adam Stone Diseño de producción: Chad Keith Diseño de vestuario: Erin Benach Guionista: Jeff Nichols Montador: Julie Monroe Producción: Colin Firth, Marc Turtletaub, Peter Saraf, Sarah Green Producción ejecutiva: Brian Kavanaugh-Jones, Jack Turner, Jared Goldman.

martes, 31 de diciembre de 2013

MUD+BLUE JASMINE

Acabamos el año, esperando que las indigestiones nos dejen empezarlo con lo nuevo de los Coen...

MUD


Me gusta en algunos momentos más y en otros menos, pero me entusiasma la simple existencia de esta película.


Porque viene a llenar un vacío insondable, una orfandad trágica del cine en cuanto a relatos desde el punto de vista juvenil e iniciático, hablo sobre todo del actual cine americano, que pudiesen conmover a menores y adultos de igual modo, a la manera de las novelas de Twain, como se ha repetido hasta la saciedad, y por qué no, a la manera del añorado cine de MacKendrick

Porque Jeff Nichols se va afianzando cada vez como una voz propia que prueba, modula, experimenta, avanza y no se confía en fórmulas de probado éxito. Habría sido tan fácil que persistiese con el fantástico tras "Take shelter".

Me parece que a "Mud" le falta a veces algo de poesía, es una película excesivamente bien controlada, que hace tan bien las cosas, que narra con tanta sencillez y ajuste de la voz que a veces uno preferiría que se arriesgase a patinar un poco. Diría que cuando suelo señalar los puntos de flojos de una película lo hago desde el reconocimiento de que hay que tomar riesgos y soy menos peyorativo de lo que podría parecer.

Me gustaría también una mayor apuesta por un romanticismo más carnal, más consumado, menos escéptico ni platónico. Las fragilidades del siglo XXI apuestan a veces demasiado por una generosidad más cercana al amor cortés que a esas historias de amor reales, carnales y palpables, lo que encaja muy bien con el exceso de control cinematográfico que hay en la película, puesto que el amor real es riesgo de desbarre y el amor cortés es inmaculado y seguro como la cristalina exposición dramática de esta película.

Tampoco me convencen los 130 minutazos ni la caracterización del actor principal, Mathew Mac Conaughey, al que no he visto en "Killer Joe", pero aquí me parece como siempre un actor muy flojo por bien perfilada que se pretenda su camisa, su barba de tres días y su pistola.

Pero qué mas da, porque existe "Mud" el cine comercial americano está vivo, va a alguna parte, no por novedoso si no por contar con una voz nueva de la que esperar mucho en los próximos años, sobre lo que ya existe avanza como una barcaza por el bello y misterioso Mississipi al atardecer.






BLUE JASMINE


Era muy baja mi expectación por asistir a la siguiente película de mi adorado Woody Allen tras "A Roma con amor", que es para mí el punto más bajo de su filmografía.

Constatar como aspectos negativos que Allen está entrando en una preocupante vorágine de torpeza cinematográfica. La película es lenta y aburrida y se arrastra chirriando como un carromato viejo. No sé si es un problema de montaje, de guión o de todo junto. Pero suena y se ve pesado.

Sin embargo he de decir que me entusiasma la presencia de Cate Blanchett. Se muestra como una composición muy completa, no sólo por el tono de voz, es de esas interpretaciones en las que disfrutas incluso de cómo le sientan los vestidos, de cómo se mueve y de la presencia de esa constitución atlética y poderosa (al menos vista entre un cast esmirriado). Temía que el papel hubiese ido a parar a un estilo interpretativo a lo Judy Davis, que se me hubiese hecho insufrible durante una película entera. Pero por suerte la narración alterna entre antes de la crisis nerviosa y después de la crisis nerviosa de Jasmine.

También me resulta atractivo el aire de presente que flota en la película. Por Jasmine, que nunca se cuestionó la injusticia sobre la que se sustentaba su sistema de vida, como nunca nos la hemos cuestionado nosotros lo suficiente hasta que nos ha caído (no confundir con un "la culpa la tenemos nosotros" por favor). Y por quienes la rodean, que han de soportar estoicamente los pisotones caprichosos de los ricos, pero siempre sobreviven y sobrevivirán, y ahí brilla la también admirable Sally Hawkins, que certifica que como en "Melinda y Melinda", Allen no puede (ni debe) prescindir de los contrastes.







Llegados a este punto sólo me queda desearles un feliz 2014 en el que traeremos muchas y muy variadas películas. ¡Que se diviertan esta noche y que sean dichosos todo el año!


sábado, 2 de noviembre de 2013

TAKE SHELTER

En la primera década del presente siglo pudimos disfrutar en las salas de las aportaciones M.Night Shyamalan al género fantástico, sin rebuscarlas en extravagantes ediciones de DVD, sin cuadrar subtítulos o hacer colas en inhóspitos festivales. Estaban allí, en el cine del barrio, el primer fin de semana durante varias. El género fantástico como arte popular, de masas, sin haber sido devorado por la escritura de videoclip, ni engullido por el ruido, el exceso o el enrevesamiento de las tramas.
 
Shyamalan trató los terrores del contemporáneo hombre corriente con una molesta dependencia del efecto sorpresa final, será porque en su taquillazo "El sexto sentido" no pocos ya se sentían molestos por su reposado trabajo de cámara y congratulados y aliviados por la sacudida de su celebérrimo final.
 
Como Shyamalan parece haber hecho dejación de las funciones que le eran naturales, sin parecerse estilísticamente a él, no queda más remedio que alegrarse por la aparición de "Take shelter" de Jeff Nichols.
 
Aún más reposada que el cine de Shyamalan, y diría que más libre y menos dependiente, de escritura bella y elegante, "Take shelter" retoma el relato de los miedos contemporáneos y del ejercicio del cine fantástico como arte popular de calado y alcance universal. para todos los públicos.
 
Les pesadillas de su protagonista, su pasado y su desubicación emocional y familiar entretejen un relato sólido, calmado, excelsamente visualizado y hermosamente culminado, quizás también de forma inesperada (o no), pero nadie dirá que sea lo único que le ha gustado.
 
Para los que echamos de menos no tanto a Shyamalan como lo que representaba, aplaudimos y esperamos más películas como ésta, de quien sea. El mejor fin del mundo de aquel 2011 tan pródigo en ellos. Y esperamos películas como ésta de quien sea.